Hola mis queridos viajeros, que hace ya mucho tiempo que no os escribo... Esta va a ser la primera entrada del año, pero la primera de muchas, espero.
Supongo que todos como yo misma estamos deseando de que el invierno y con él, el frío y los resfriados se acaben ya de una vez por todas. Como eso todavía no esta en mi mano, lo que si puedo hacer es transportaros a un lugar demasiado paradisíaco como para olvidar un poco el frío del exterior.
Este maravilloso sitio es llamado Bocas del Toro y se encuentra en Panamá. Hemos cruzado medio mundo para llegar a este lugar pero estoy segura que va a merecer la pena.
La población de Bocas del Toro ocupa una superficie de 9.643 kilómetros cuadrados y la población que la ocupa es de 125.461 habitantes.
Podemos decir que hubo un momento en la historia en la que este trocito de paraíso nos pertenecía, ya que fue el general Cristóbal Colón en su cuarto viaje a América quién lo descubrió. Después como era de esperar, con varias conquistas y reconquistas de unos y de otros, acabó perteneciendo a dónde ahora pertenece, a la República de Panamá. El archipiélago de Bocas del Toro como su territorio indica, agrupa a varias islas, desde la antigüedad no todas estaban pobladas, pero poco a poco se fueron agrupando los habitantes en las distintas islas, todas del Caribe.
La madre naturaleza no deja de sorprenderme, y no me dejará de sorprender jamas, creo yo. Esta vez, a delineado una perfecta isla de arena blanca y aguas cristalinas donde creo que se pueden ver los peces en el agua aún estando de pie, es impresionante. Otras de las criaturas que podemos ver en este archipiélago son unas enormes tortugas marinas, las cuales eran la base de la economía y del turismo hace muchos años ya que se comercializaba con los caparazones de estas, lo cuál generaba una enorme tasa de turismo. Esto se acabó cuando las tortugas en cuestión fueron especies amenazadas, y debían cuidarlas porque eran auténticos supervivientes del triásico. Aunque ya no se comercialice con ellas, la gente sigue yendo simplemente para observarlas.
El nombre tan peculiar de Bocas del Toro aún no se sabe con seguridad de donde proviene ya que hay muchas cavilaciones respecto a ello. Una de ellas es que el último cacique que habitó la isla, que era un luchador incansable lo llamaban Boka Toro y que la isla se llama así por él. Pero como esta historia, hay muchas más.
He elegido precisamente esta isla porque la idea es ir para relajarse, solo para relajarse, después de este invierno tan frío. Solo se permite bucear, nadar, tomar el sol, caminar, adentrarse en la pequeña selva, ver a los animales a tu alrededor, navegar de una isla a otra, pero sobre todo, y en todo momento admirar y quedarse boquiabierto con el paisaje sobrenatural que veremos en las fotos y que espero algún día tengamos delante.
Espero que os haya gustado y ¡¡¡ hasta la semana que viene !!!